martes, 28 de agosto de 2012

ADAGIO: EL VÍDEO





Este es el texto del vídeo que Tasio Peña grabó en lafabrica durante un ensayo del espectáculo.


Santiago, el personaje que me acompaña hace más de doce años, ha realizado pequeñas intervenciones escénicas compartidas pero nunca había hecho un espectáculo solista.
Este  tipo de manipulación, que me atrae desde hace mucho tiempo, es la adaptación propia de una técnica japonesa, el kuruma-ryngyo (muñeco de carro). La combinación, entre los pies del manipulador y el muñeco  de cuerpo entero, proporciona una naturaleza cálida, una suerte de humanidad de gran seducción.
Dentro del concepto metateatral de un muñeco manejando  muñecos, me interesé por otros tipos de manipulación, explorando  una reduplicación del acto de manipular y eso, a pesar de las dificultades técnicas que ha podido conllevar, no ha sido el principal obstáculo, sino la búsqueda de esa completa anulación que  la manipulación a vista exige, un “no estar estando”: ser espectador de lo que, en este caso, Santiago está haciendo.
Comencé a montar el espectáculo por el final, con el adagietto de Mahler, que ilustra una reflexión sobre la muerte, entendida no como final sino como nuevo principio. De allí emprendí un camino hacia atrás, una especie de flash-back, no sé si de la vida real de Santiago, pues los elementos los toma prestados, o quizá de la vida que querría haber tenido, de sus anhelos, sus sueños, de lo que podía haber sido de no ser el limpiador de un teatro.
Tiene de autobiográfico en cuanto a que, creo yo, todo lo que hacemos en escena tiene una parte de nosotros.
Es un trabajo abierto, no pretendo contar una historia, intento transmitir sensaciones.

Lo podéis ver en http://youtu.be/zBASU_wyE1E

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ADAGIO. La génesis


En su origen,”Preludio”, Santiago fue un hombre solo, simple, con un pasado común a todos, con su presente a todos común. Sólo tuvo relación con la mujer a través de la voz de ella, autoritaria, sin rostro. Su imaginación quiso construir, con objetos inertes, una niña, la mujer altiva, la bestia salvaje y la muerte. Todo ello se  desvanecía entre sus manos. 
La imaginación de otro, el poeta, le brindó otra mujer: cercana, dulce carne, espuma, que le dio alas y respiro, para sobrevolar su pasado común, su presente común.

En la siguiente pieza experimentó una evolución, su imagen se hizo más clara, su perfil más rico, su espera de la mujer fue más concreta, mas no por ello menos infructuosa. Ni siquiera se sabe si es a la mujer a la que espera o se espera a sí mismo.
Ahora no espera, se muestra, actúa, llegará lo que llegue y muestra lo que desea mostrar, incluso a veces, pudorosamente, muestra su voz.
Ahora soy yo quien le está esperando."

En ese momento, hace casi cuatro años, me interrogaba sobre las dificultades y las sensaciones que encontraba ante la pretensión de que Santiago manipulara muñecos, es un interrogante continuo el que me acompañó en aquel periodo en el que puse pie en territorios inexplorados.

"El respiro de distancia ¿es adecuado o marca un tinte distante a la pieza? Aunque así fuera eso es lo que hay: Santiago con su vis cómica siempre bañado de melancolía.
¿Cuál es el ámbito? ¿Cuál la medida? los respiros, los silencios ¿ serán entendidos, compartidos, "covividos" ? por un público casual, heterogéneo, parco de atención y rico de rumor de palabras que llenarán los vacíos, que empujarán como una esclusa dejando a un lado del cuadro aquello que se dice sin hablar, que precisa de un ojo atento para mostrarse, para vivirse y alcanzar un vuelo más allá de las formas, del material del que estamos hechos, para expandirnos y desaparecer y conectar con esa energía que no está ni arriba ni abajo, que no es ni grande ni pequeña, que simplemente es.
Presintiéndola atrae y da miedo, quizá sea el miedo a la disolución, a la perdida de ese poco que creemos ser y nos sirve para definirnos. No sé si mis alforjas serán suficientes para este viaje. "

El trabajo con Santiago fue intermitente durante el tiempo que dediqué a la reestructuración de la fábrica, aunque su presencia física estuvo allí en todo momento, como observándome interrogativo.
La vivencia de difíciles y contundentes experiencias personales provocó una riada que arrastró todo, dejándome vacío, por tierra. En ese momento me apoyé en Santiago, desde mi interior deshabitado, como único puntal cercano. El azar, que no la casualidad, me hizo encontrar un libro de María Zambrano, Sobre un saber del alma, y allí leí:
"Y el ver y el sentir que aquello que hicimos antes sigue siendo nuestro en el después, crea una cierta firmeza; firmeza nada agresiva, ni revestida de seguridad rígida, sino que, muy contrariamente, produce un sosiego dispuesto a todas las indulgencias, hasta lo más difícil que es la de sonreírse un poco de sí mismo.
Indulgencia y sonrisa que viene a ser la comprensión del temor de otros días, de ese temor que acompaña siempre como signo de autenticidad a toda vocación.
Después, en la soledad, teniendo que afrontar por cuenta propia los riesgos de la vida y de la muerte, el temor se ha ido desvaneciendo; porque tenemos temor cuando nos rodea la seguridad y temblamos ante la idea de desmerecer de aquello que admiramos. Mas, cuando nada hay sino el riesgo, nada podemos temer, y entonces aquello que se quiere vuelve a presentarse, y en ese instante advertimos que llega ahora con toda pureza y con toda legitimidad. Porque sólo lo que no se ha podido dejar de querer, ni aún queriendo, nos pertenece.
Y es que parece condición de la vida humana el tener que renacer, el haber de morir y resucitar sin salir de este mundo. Y una vocación es la esencia misma de la vida, la que la hace ser vida de alguien, ser además de vida, una vida."

Y así me encontré " en ese lugar en que se nace y se desnace (...). Cuanto más entregado, más viviente. Cuanto más pasivo más ardiente, cuanto más, al parecer abandonado, más activo. (...) Para descubrir esas razones del corazón que el corazón mismo ha encontrado, aprovechando su soledad y abandono."

El espectáculo, como ahora se muestra, comenzó por el final, una reflexión no racional, acompañada del adagietto de Mahler. A partir de ese fin, en una especie de flash-back, se fueron incorporando el resto de las escenas. El inicio vino de los primeros orígenes de Santiago; los muñecos que aparecen le llegaron a las manos desde mi propia historia de titiritero; su intervención como bailarín del sirtaki me creó grandes dificultades: técnicas, que se fueron solventando gracias a mis amigos bailarines, y de energía, pues, queriendo que fuera un chispazo de afirmación de la vida, yo no estaba en ese momento, lo que demuestra que, si pongo en primer plano mi existencia inmediata, sólo constituyo un estorbo para que Santiago se exprese.

Cuando lo mostré en un ensayo abierto a un grupo de amigos, para recibir sus críticas y sugerencias, me regalaron la imagen que constituye el epílogo.

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SOBRE LA ZATTERA DI TERRA


Con este  nombre, La balsa de tierra, se estrenó, en marzo de 2012, el nuevo espectáculo de la compañía Pane e Mate de Milán.

 Tras las fructíferas experiencias en la dirección de”La disfatta di Roncesvalle”  y la redirección de “Sentieri  d´acqua”, http://youtu.be/3T93DIYj_QI quisieron  volver a darme en mano el timón de su nuevo proyecto.

El proceso fue inusualmente largo para la dinámica habitual de producción de la compañía, pues comenzamos el trabajo a mediados de Octubre de 2011. Esta prolongación en el tiempo nos permitió  partir de un estudio profundo, explorando caminos en el interior de la historia individual de cada uno de los actores.
El tema que se propuso fue la multiculturalidad. Después de un examen de cómo se expone en los medios de comunicación, en los programas didácticos y en las propuestas teatrales, consideré que no nos podíamos quedar en la ilustración de cuentos, costumbres o hábitos, mas o menos exóticos, que únicamente nos sorprenden o entretienen, pero que, difícilmente, llegan a hacernos sentir la pertenencia a una matriz común, 
por encima de nuestra propia experiencia cultural.

Comenzamos con la realización del propio árbol genealógico, la exploración de los orígenes de cada uno de nosotros nos permitió un movimiento introspectivo, que nos acercó a la definición de nuestra individualidad, no como accidente aislado sino como fruto de una serie de individualidades precedentes combinadas.
Cada uno interpretó gráficamente el árbol a su manera, desde los nombres expuestos consecutivamente, a su representación en mapas dinámicos con un símbolo para cada elemento. La exposición del  diseño ante los compañeros nos proporcionó  momentos de hilaridad e interesantísimas observaciones y preguntas, que enriquecieron la visión de los propios orígenes con miradas nuevas, que tenían la capacidad de hacer revisar la idea de la propia familia y, por tanto, el reconocimiento de nuestro espacio dentro de ella y, así, descubrir la tarea que ese grupo humano nos ha encomendado a cada uno de nosotros, qué papel nos ha sido asignado, dentro de esa tribu extendida en el tiempo.
La diversidad de las representaciones se mantuvo en la siguiente fase, en la que propuse un marco espacial común a todos, el círculo, a la manera de las ruedas de medicina indias o los tambores chamánicos siberianos. De este modo la información encontró un orden, una orientación, ligada a los puntos cardinales, los colores y los elementos de la naturaleza.
Cada uno siguió el propio ritmo, en cada puesta en común se abrían nuevas vías que conducían al siguiente tambor, llevando adelante la búsqueda o clarificando elementos confusos  del precedente. Los círculos venían constelados de símbolos personales, trazos espaciales, animales representativos, en un mapa relacional y afectivo. A veces, la sola superposición al trasluz suscitaba nuevos caminos, siendo la sorpresa y la curiosidad una constante en estas sesiones.

No todo fue fácil. El proceso sacó a la luz miedos y carencias, representaciones deformes de la propia identidad, bloqueos no resueltos, dificultades de relación con el entorno o con la propia vivencia. Mi pretensión no era la de hacer ningún tipo de terapia, ni siquiera de grupo, pero, el enfrentar tan gráficamente la propia realidad, llevó a que uno de los componentes de la compañía abandonase el proyecto, pues consideró evidente que su camino personal debía desarrollarse en otros ámbitos. Nos encontramos con tres elementos de cuatro y justo el que faltaba por incorporar era el fuego, el crisol, la amalgama de los otros tres.

El trabajo siguió adelante, a la vez que se buscaba un nuevo actor, por primera vez los tres elementos se vieron en la obligación de mirar más allá de su entorno habitual, lo que resultó un estímulo que, posteriormente, se incorporó al guión del espectáculo.
Contábamos con tres personajes: el que ve más allá, el que escucha el mensaje susurrado por la tierra y el que surca los caminos del aire. Nos faltaba el constructor. Y a construir nos pusimos, teníamos la antigua escuela de Fallavecchia, sede de la compañía,(dos plantas de unos 150 metros y un gimnasio de 60), la carpa de circo plantada en el recreo y buena parte del jardín. La indicación era el tratar el espacio como parte de un viaje interior, cada uno según su propia naturaleza.
Durante dos meses nos entregamos a una labor constante, las reuniones se intercalaron con el ruido de sierras, taladros y martillos. El acercamiento del nuevo actor fue a través de la construcción de una peana elíptica para el interior del circo, bromeábamos con la película Karate kid: “da la cera, quita la cera”.
En los atardeceres todos dejaban sus ocupaciones y se juntaban para realizar una sesión de percusión, cada uno con un ritmo y un tipo de parche, intentando encontrar una frase común que fuera el respiro del espectáculo y que le daría fin, junto al público percutiendo 150 tambores construidos para la ocasión.
Se crearon espacios de gran sugestión: una gruta laberíntica, una habitación inundada de semillas a la que se accede por un tobogán, una   estancia inspirada en la paleta tibetana conteniendo campanas tubulares de gran tamaño, un puente colgante sobre las nubes que conducía a un desierto de arena, pasillos y recorridos constelados de pinceladas de estructuras precedentes, una espacio octogonal inundado de luz blanca, una esfera de ramas entrelazadas de grandes dimensiones y el circo convertido en nuestra balsa.

Los últimos días fueron de locura (por otra parte nunca he participado en un estreno que no le falten quince días), la noche de la víspera era todo un ir y venir de materiales y vehículos, iluminados por el resplandor de las últimas soldaduras. Fue decisiva la presencia de amigos y vecinos que se remangaron para dar el último empujón, cuando nosotros ya estábamos casi al límite de nuestras fuerzas.
Llegó el día del estreno, pusimos sobre la escena una dinámica que se mostró excesivamente contemplativa frente a la energía que el público aportaba, los tiempos de los recorridos no estaban suficientemente coordinados, faltó tensión en la parte final.
Ante estas deficiencias nos pusimos de nuevo al trabajo y en los días siguientes reformulamos el espectáculo, replanteamos los recorridos, incorporamos un nuevo actor cuyo elemento fue el éter representado por los sueños y volvimos a reproponerlo. La dinámica, más cercana a la fórmula ya experimentada anteriormente por la compañía, se demostró efectiva, la incorporación del quinto elemento aumentó la dinamicidad y el final llegaba al crescendo que deseábamos.

La permanencia en cartel del espectáculo, dos temporadas, permitirá que el proceso de decantación lleve los elementos a su justo lugar y la generosidad y talla profesional de los actores harán, de esta propuesta escénica, una experiencia única dentro del panorama teatral.  

ESTE AÑO



Hace tiempo que no alentamos pero los movimientos tectónicos son así: la tierra se abre cuando está madura, como una granada.
Durante el silencio de este año se han gestado en lafabrica muchos proyectos, varios de ellos ya han visto la luz, otros la verán en breve.
Escuela de Fallavecchia, sede de Pane e Mate
Desde el mes de Octubre pasado he estado yendo y viniendo de Fallavecchia (Milán) para montar el espectáculo “La Zattera di Terra” con la compañía Pane e Mate. Se estrenó el 15 de Marzo en la sede de la compañía.

El 14 de abril Eva Cortés y Ángel del campo, de la compañía Cetra Danza, nos ofrecieron una clase abierta de tango e hicieron conocer el espacio a Javier Sangrós que impartió un curso de fin de semana de su técnica.
tango en lafabrica

A lo largo del año, Ana Continente ha tenido dos cursos, uno de danza contemporánea y otro de danza-teatro, que desembocaron en el espectáculo “Los hombres sueñan pero las aves vuelan”. Fue presentado en el Teatro del Mercado de Zaragoza el 27 de Junio. A partir del 15 de Septiembre reanudará las clases .

Desde la primavera, el coreógrafo turco Can Arslan, recientemente instalado en Zaragoza, monta aquí sus coreografías, destinadas al circuito internacional, junto con la bailarina Ingrid Magriñá.

La compañía  de danza “Al otro lado”, Paula Zeballos, Ana Cotoré y Maia Pik, está ultimando su nueva producción “Infauna”, que estrenará en el Festival de Pancrudo el 15 de Septiembre.

El 25 de Mayo tuvo lugar en lafabrica el ensayo abierto de mi espectáculo “Adagio”. Una vez más, las amigas y amigos convocados aportaron críticas, apreciaciones e ideas que contribuyeron a que el estreno, el 2 de Junio en Milán, fuera un éxito. Se presentó en Zaragoza el 28, dentro de la programación Noches de Juglares y en la segunda Titirilata de Remolinos, el 27 de julio. En otoño volverá a Italia.

A finales de Julio, Santiago Meléndez impartió un curso de interpretación ante la cámara, al que acudieron varios actores profesionales de la ciudad. La colaboración con Santiago tendrá continuidad en próximos proyectos escénicos, que ya anunciaremos.

El 16 de Agosto, el Heraldo de Aragón nos dedicó la primera página de su sección cultural, dando noticia de las nuevas incorporaciones al proyecto de lafabrica:
La isla de Begoña
Miguel Romance y Javier Estella están rehabilitando la nave contigua al teatrospazio para dedicarlo a otros proyectos, ligados al audiovisual y las artes plásticas. La ceramista Begoña Mateo instalará su taller en el almacén y el cuarto de transformadores del patio. Armados de pala y rasqueta están dando un nuevo impulso a esta idea.
Seguiremos informando.
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